Parcialmente destruido durante la Guerra Civil, fue restaurado en el segundo tercio del siglo XX respetando su antigua estructura.
La restauración se culminó en los años sesenta añadiendo el retablo del escultor motrileño Manuel González Ligero, en el que se sintetizan los valores de la tradición motrileña con respecto a la leyenda y culto de la Virgen de la Cabeza, patrona de la ciudad.
El Templo actual fue iniciado en 1631, aunque había una edificación anterior que databa al menos de 1537. La llegada de la Orden Seráfica a la ciudad potencia la ejecución de la nueva fábrica del actual Santuario, derribando la escueta ermita de traza mudéjar.
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