El teatro daba a la Plaza de la Mariana y a la del Campillo.
Gozaba de una gran popularidad, en el que se pudieron disfrutar muchos de los mejores artistas.
Fue siglo y medio después, un fatídico 22 de enero de 1966 cuando el Teatro Napoleón, llamado luego Principal y por fin Cervantes, echó definitivamente el telón con la protesta de artistas, escritores, periodistas, músicos y poetas.
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